Que solitarias son las noches sin ti, que grande y fría está mi cama sin tu caliente cuerpo, ese ardiente y sensual cuerpo que hacia que me volviera loco por tenerte entre mis brazos y tomarte, que largas son las noches sin probar el sabor de tus labios, sin beber el jugo de tu cuerpo, sin notar tu respiración en mi rostro.
Hecho de menos esas noches en las que llamaba a tu ventana para que me dejaras entrar en tu habitación y poder verte, aun sabiendo que nos podrían oír empezamos a jugar, a desnudarnos, acariciar nuestros cuerpos, a sentir nuestra respiración al abrazarnos y besarnos. Que agradable sensación que teníamos al meternos en la cama para poder sentir mejor nuestro calor al dejarnos llevar por la pasión y el desenfreno de nuestro amor.
Que frías son estas noches de otoño al no poder abrazarte antes de dormir, que largas son sin poder hablar de nuestros sentimientos, que grande es la cama donde dormíamos acurrucados para no separarnos mientras frente a frente sentíamos la respiración del otro, echo de menos ese agradable y calido aliento, esas miradas de complicidad que con solo mirarnos a los ojos sabia cuando me pedías más amor y mas pasión. Que diferentes somos ahora, ¿que nos paso para perder toda esa pasión, ese amor y esa complicidad?
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