domingo, 9 de noviembre de 2014

Una noche de placer inesperado (primera parte)

Lo que sucedió aquella noche ninguno de los dos nos lo esperábamos, cuando nuestras miradas se cruzaron en nuestro interior se encendió una llama de pasión y deseo que nunca antes habíamos sentido. Comenzamos ha hablar, mientras gesticulábamos intentábamos que nuestros cuerpos se rozaran, por muy pequeña que fuera la zona de contacto, el ambiente cada vez era mas ruidoso y encontramos una excusa para estar más cerca, sentíamos el aliento calido en el cuello cuando hablamos al oído para saber que estábamos diciendo, nuestros cuerpos estaban ardiendo de placer y lo notábamos en la forma de mirarnos. Te acerque a mi abrazándote por la cintura, solo para tenerte más cerca de mi, mientras hablamos acercamos nuestros rostros cada vez, nuestras narices se rozan, nos miramos fijamente mientras jugamos a que nuestros labios se rozaran. Mientras nos dirigíamos a nuestro destino, me iba fijando más en tu bello rostro, en tu sensual figura y en esa dulce y delicada voz que me ha enamorado. Lo que hicimos en tu habitación, cada vez que me acuerdo, me vuelve loco de deseo por volverte a tener en mis brazos, de besarte, de desnudarte poco a poco mientras te doy mordisquitos en el cuello. Quiero repetir ese momento en que te tenia desnuda encima mío y me apretabas el cuello con suavidad, te acercabas a mi para besarme y yo te voltee poniéndote debajo y empecé a recorrer todo tu cuerpo con mis labios, besándote, mordiéndote. Cuando llegué a tus pechos acabe de quitarte el sujetador y jugué un rato con ellos, mientras tú me mirabas excitada y con aire juguetón, me acuerdo de la cara que pusiste cuando te mordí los pezones duros por la excitación, esa cara de pasión no se me olvidara nunca, me incitaste a seguir bajando con un suave empujón, empecé a recorrer tu vientre suave dejándole pequeñas rojas en los lugares donde te había mordido suave mente, al llegar a tu cintura empecé a notar la excitación que nos envolvía, la respiración rápida, el sudor, los jadeos, empecé a jugar con tu pubis por encima del tanga, besándolo, empiezo a quitártelo con la boca mientras tu respiración se vuelve más rápida, cuando acabe de quitártelas te volteaste para que te acariciara, besara, mordiese y pellizcara las nalgas. Subí acariciándote la espalda hasta llegar a tu cuello, te cogí el pelo tirando suavemente la cabeza para besarte, me cogiste la polla con tu mano, acariciándola, apretándola con delicadeza, colocándola entre tus nalgas, para que te penetrara, te la metí con suavidad mientras te elevaba y te mantenía en el aire cogida por el cuello y las piernas, empezaste a gemir con más intensidad, te coloque encima de la cama, te pusiste con el culo en alto para que te siguiera penetrando, gemías y me pedías que te diera más rápido y fuerte. Mientras te besaba decidiste que era el momento de que probara el sabor de tu cuerpo, el sabor de tu sexo. Empecé a lamerte el coño, a darte mordisquitos en las piernas, besaba y bebía el jugo que salía de ti, te masturbaba mientras tu cogías mi polla y empezaste a lamerla, a besarla, mordisquearla, te la metiste toda en la boca y comenzaste a succionar, a subir y abajar la cabeza para hacerme una mamada, cuando llegamos al éxtasis del placer y nos corrimos, decidimos estar un rato abrazados mientras nos besábamos, sintiendo nuestros cuerpos calientes y sudados.

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